Querido César

Aún sigo sin poder admitir la dura constatación de tu pérdida. No sé si al ponerlo por escrito llegaré a darme cuenta de que esto no ha sido un mal sueño y que de verdad te has ido. La dama del alba, celosa de tu vida, te invocó con premura de mañana y te llevó con ella demasiado pronto, sumiéndonos en una cruel desolación.
Han sido muchas las personas que en estos días han escrito sobre tu valía personal y profesional, y no quiero yo repetir lo que ya se ha dicho, por lo que me quiero referir sencillamente, y no es poco, a tu cualidad de hombre bueno, coherente, honesto y generoso. Al amigo infatigable y al compañero de tantas batallas libradas desde nuestra asociación.
Te recuerdo siempre alegre y dispuesto a emprender nuevos proyectos y llevarlos adelante. Para ti todo era posible. Cuando las cosas salían bien, todos contentos, pero cuando nuestras expectativas no se cumplían ahí estabas tú para sacar todo lo positivo de la experiencia y animándonos a proseguir. Tu compromiso estaba por encima de todo y tu generosidad también. Ponías todo tu saber y creatividad a nuestra disposición para llevar adelante aquellas propuestas que luego se materializaban en teatro alternativo, cine-forum, encuentros culturales, encuentros de ciudades en transición, jornadas sobre violencia de género, teatralizaciones en la calle sobre igualdad… y mucho más. Una extensa lista fruto de una rica y constante colaboración a lo largo de muchos años.
Sé que más adelante podremos hablar sosegadamente sobre ti sin que nos atenace el dolor y se nos encoja el corazón. Entonces te recordaremos, y al recordarte, mantendremos viva tu memoria. Pero hoy, en estos momentos amargos del adiós, en los que todavía no he recobrado el aliento, no puedo evocar tu figura sin que tu recuerdo me duela enormemente.
Compañero del alma, quiero decirte, que ha sido un privilegio haber trabajado contigo y haber compartido tantas y tantas cosas. Hasta siempre.
Pura González, presidenta de la Asociación Vecinal de Zarzaquemada